Adiós Navidad, bienvenida a las dietas
Cada año lo mismo: excesos navideños y demasiada ingesta de grasa, azúcares y alcohol ,y, acabada la fiesta, directos a la báscula. Entre el “son sólo unos días” y la necesidad imperiosa de perder peso apenas pasan horas. ¿Es razonable?, pero, sobre todo ¿es efectivo?
A tenor del elevado índice de fracaso de estas dietas post navideñas, podríamos decir que no, aunque, según matizan desde Clínicas Origen, siempre puede ser positivo aprovecharse de la fuerza motivadora que trae el nuevo año junto a sus famosos propósitos. Ahora bien, esa fuerza, añade la directora técnica de estos centros, Pilar Conde, debe apoyarse en planteamientos que excedan la simple necesidad de vernos mejor ante el espejo.
Hay que comenzar, recomienda la psicóloga, en el reconocimiento de que es necesario cambiar la relación con la comida, porque se come por muchas cuestiones y la mayoría de ellas tienen un trasfondo emocional.
¿Cómo saber que nuestros pensamientos, sensaciones y emociones nos influyen a la hora de comer? Desde Origen nos dejan varios indicios:
La persona siente descontrol y culpabilidad ante ciertas ingestas.
Acude a la comida para aliviarse cuando algo le provoca malestar.
La preocupación o rumiación por la comida forma se han instalado en el día a día.
A los padres, que asisten preocupados al incremento de los trastornos de alimentación, la experta les aconseja averiguar qué ha llevado a sus hijos adolescentes y jóvenes a proponerse la pérdida de peso. También vigilar los cambios significativos en cuestiones de sueño y alimentación.
Un profesional de la psicología puede ayudarnos a identificarlos. Junto a él, debe ser el nutricionista quien nos conduzca a la hora de iniciarnos en una nueva manera de comer. El enfoque que propugnan desde estos centros de psicología y psiquiatría es el del cambio de hábito y no el de la restricción alimentaria. Todo ello acompañado de la información importante sobre alimentos y pautas que nos van a ayudar a modificar no sólo nuestra imagen sino a mejorar en todos los aspectos de la salud.
Por último, y para evitar un nuevo fracaso, será relevante, advierte Conde, saber que incorporar nuevos hábitos, en este caso el de comer mejor, requiere de un proceso de adaptación que incluye “conectar con las sensaciones de nuestros cuerpo y relacionarnos de una manera diferente con nuestras emociones”. No es, finaliza, un proceso lineal en ninguno de los sentidos, por lo que la tolerancia a la frustración será clave para lograr el éxito.