Sólo así se explica que un pasaje para alguna de las naves de su flota pueda llegar a costar 36.300 euros, aunque los turistas menos pudientes pueden contratar, en algunos casos, sus vacaciones por algo más de mil euros; eso sí, en itinerarios determinados, en fechas concretas y en acomodaciones de categorías inferiores.
A diferencia de otras firmas del sector, Seabourn no dispone de grandes transatlánticos o ciudades flotantes. Al contrario. Su flota se compone de tres barcos, con apariencia de yates, que apenas tienen capacidad para acoger a algo más de doscientos pasajeros. Precisamente su reducido tamaño otorga a las naves una gran maniobrabilidad y les posibilita llevar a sus viajeros a destinos inaccesibles para el resto de los buques, lo que se torna en otro rasgo diferencial de la compañía.
No obstante, las limitadas dimensiones de los barcos (de sólo 134 metros de eslora y 19 de manga) no les impide estar dotados de los servicios más exclusivos, como centro de salud y belleza, gimnasio y sauna, zona deportiva, piscina y ‘jacuzzies’, casino, sala de juegos, terraza al aire libre, biblioteca ‘putting green’, tiendas, restaurante o centros médicos y de negocios. Además, su tripulación ronda las 150 personas y todos sus camarotes (104) se configuran como ‘suites’, que incluyen desde champán de bienvenida hasta servicio de habitaciones 24 horas, fruta fresca diaria, correo personalizado, línea telefónica o prensa.
La acomodación estrella, sin embargo, es la de los camarotes pertenecientes a la categoría OW, ‘suites’, de 54 metros cuadrados, que disponen de zona de estar con mirador semicircular y amplias vistas, comedor, terraza privada, dormitorio con cama doble, dos vestidores, televisión y vídeo, bar con amplio surtido, cuarto de baño y aseo para invitados.
Itinerarios por el Mediterráneo cuando dos de los tres yates de la naviera visita Málaga: el Seabourn Pride, que atracó por primera vez este año en los muelles de la ciudad ente el 14 y el 15 de abril; y el Seabourn Legend, que había pasado por la capital costasoleña apenas un día antes que su buque gemelo, y volverá a hacerlo el 30 de octubre.
En esta ocasión, sin embargo, el recinto se convertirá en el puerto de conclusión de la travesía y, por tanto, en el último lugar al que arriben sus pasajeros, que para disfrutar de este viaje habrán tenido que desembolsar entre 5.480 y 14.540 euros, unos siete mil menos que lo que pagaron los viajeros del Pride que tuvieron ocasión, hace dos meses, de desembarcar en esta ciudad, líder del turismo crucerístico de la región andaluza.
Posicionamiento
Las principales líneas están apostando por este puerto como escala obligada en las travesías de sus buques más importantes e, incluso, han optado por el recinto como ‘puerto base’ de algunas rutas.
Evolución
Los muelles malagueños recibirán este año 194 cruceros, frente a los 240 buques que hicieron escala en 2004. La cifra de pasajeros, sin embargo, será algo superior.